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viernes, 13 de febrero de 2009

Londres, Parte 2

El segundo día de nuestro viaje fue muy intenso y, claro, agotador también. Nos levantamos temprano (el desayuno era de 7:30 a 9:30) y como no sabíamos cómo sería de generoso el desayuno, decidimos madrugar para asegurarnos comer algo. Nos pegamos un duchazo y ese fue otro episodio interesante del viaje. Las duchas (comunes) estaba en la gran puñeta, no exagero si digo que tardábamos una media de 5 minutos a las duchas, entre escaleras, pasillos que teníamos que pasar, y eso cuando no nos perdíamos y teníamos que encontrarnos! Además, era como para que se te olvidara algo, hacer ese trayecto otras dos veces era un incordio.

* Junto a la Recepción*
Como fuera, la cosa es que fuimos a ducharnos. Según entrabas a las duchas de las chicas veías una habitación con taquillas y bancos, para desnudarte, evidentemente sin privacidad ninguna. Colindando, una pequeña habitación con espejos, secadores de pelo y planchas, para arreglarnos. Y colindando esa, las duchas, que esta vez sí eran individuales y tapadas con una cortinilla. La alcachofa no podía moverse y aproveché la mini tubería que salía de ella para colgar la toalla y la ropa interior que no me había quitado antes para no despelotarme con todas las vecinas de cama delante. La ducha se cortaba sola si no le dabas al botón en un ratito, así que tenías que estar constantemente pendiente, pero eso es lo de menos. La primera vez que le dí salió tal chorreón de agua congelada que pegué un grito que tembló todo el hostel. Y evidentemente, se me mojó toda la toalla y la ropa.
Una vez superado este proceso, desayunamos y nos fuimos a la calle.
La primera parada del día sería Camden, un barrio donde los fines de semana se monta uno de los mercados (de ropa básicamente) más importantes y prestigiosos de Londres. Estabamos deseandito ir. Nos cogimos el metro (que ya dominábamos a la perfección) y nos plantamos allí. La primera impresión fue increíble, una calle llena de gente y de tiendas de todos los tipos, zapatos, souvenirs, hippy, gótica... Había unos escaparates preciosos y unas fachadas adornadas acorde con el tema de la tienda.
Nos paseamos por Camden viendo muchas cosas que querríamos comprarnos pero que no podíamos (eran caras y además tampoco teníamos sitio en la mochila pa cargarlas a Irlanda), y aunque ya pensábamos que era una burrada las tiendas que había, pronto descubriríamos que había muchísimas más en un sitio llamado Camden Lock. Ése sitio estaba cubierto, como un pequeño centro comercial pero menos elegante, llenito de tiendas del mismo tipo que había fuera. Entrabas y te perdías, de verdad! Yo no sabía por dónde había entrado ni por dónde teníamos que salir. Y de tienda en tienda echamos la mañana allí y nos comimos nuestros tristes bocatas de pan duro. De haber sabido que en Camden había puestos de comida (de todas partes del mundo), yo por lo menos no habría comido el bocata mohoso que comí!


Echamos muy buen rato allí, nos tomamos un té en una tetería y charlamos un rato. Allí en Camden acabé comprando un par de cosas para mi madre, algo para Javi y un reloj la mar de molón para mi cuarto (ya le haré sitio...). Las tres nos comparamos un reloj, Lola y yo el de la moto y Nerea el autobús.

Estando en Camden recibimos noticias de Inma, una compañera de clase que está de Erasmus en Kingston, a una media hora en tren de Londres. Nos decía de acercarse a tomar un café con ella y quedamos en Piccadilly sobre las 7 de la tarde. Nos llevó a Covent Garden, donde pasé uno de los mejores ratos de esos días. Es un sitio precioso, con tiendecitas y mucho ambiente de cafeterías y creperías. En un trocito de plaza tocaba un grupo de música clásica que era bastante particular... Un par de vídeos para que sepáis de lo que hablo. Mientra los veía no hacía más que pensar en mi abuelo, en lo que le gusta la música clásica, y en lo que habría disfrutado estar allí en ese momento. Para suerte vuestra, algo grabé :P.


Después de ver la actuación de los músicos locos (llamado ZHL Strings), nos tomamos un crêpe a la salud de la humanidad y nos fuimos, ahora ya sin Inma, a ver el Big Ben.
Cogimos el metro y cuando ibamos saliendo de la estación miramos el mapa para saber en qué dirección estaría. Justo frente a la puerta veíamos un edificio, pero no nos habíamos fijado. Fue mirar hacia arriba y ver... Exactamente como se ve en la foto de la izquierda. IMPRESIONANTE el Big Ben...


Mañana la 3º parte del viaje a Londres :).

Un abrazo.




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